Su personalidad le gusta a muchos. Su léxico propicia risas y bromas.
Es un personaje, ni quién lo dude; pero como DT del América, no funciona.
Hay quiénes señalan que ‘su barrio’ es un imán, pero no hablan de fútbol. Lo importante.
La gestión de Miguel Herrera en América: fracaso. No gana nada.
Carece de autocrítica y reparte culpas, y ahora habla de mala suerte.
Su América no juega a nada. Aburre.
La popularidad del Piojo oscila con sus resultados.
Él sigue gritando, festejando ruidosamente, manoteando, mentando madres; sigue siendo el centro de atención en las conferencias. Sigue vendiendo humo. Mucho. Pero como DT del América, sigue sin funcionar.
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