Es lunes en CDMX. 7:50 de la mañana en la estación Nuevo León de la línea 2 del Metrobús.
Varias personas, aproximadamente unas 20, esperan la unidad con dirección a Tacubaya. El reloj de la pantalla informa que tardará 10 minutos en llegar. Para distraer el estrés de la prisa, o evitarlo mientras aguardan, se concentran en sus teléfonos celulares. Todos, menos dos hombres.
Trajeados, con la mirada puesta en un colorido mural que está frente a la estación, hablan de fútbol. Charlan sobre Chucky y Guti, o mejor dicho sobre su festejo a manera de fusión Dragon Ball.
Ignoran que la pared de trazos urbanos esté dedicada al yoga. Les vale. Para ellos es representación remota de los compas del PSV y excusa perfecta para dialogar. De sus teléfonos ni se acuerdan. Son unos extraterrestres con corbata en un terrenal día cualquiera.
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