Porque el fútbol también es fiesta: gusta, alegra y divierte. Es un deporte que permite el sueño de algunos y la algarabía de naciones enteras: respetando su esencia sin caer en una mascarada de decisiones políticas, enajenantes y económicas. El balón posee elementos mágicos capaces de eliminar el sufrimiento y el dolor a pesar de circunstancias adversas. El buen fútbol nos gusta.
-Nos gusta ser niños jugando fútbol con las ganas de meter un gol.
-Nos gusta cantar el gol, gritarlo llenos de emoción.
-Nos gusta hacer y disfrutar jugadas llenas de virtuosismo.
-Nos gusta admirar el juego de conjunto y el fair play.
-Nos gusta ver ganar, gustar y golear a nuestro equipo.
-Nos gusta ir al estadio en compañía de la familia, los amigos o el amante.
-Nos gusta vivir la nostalgia y saber que existe en la memoria colectiva la magia de Pelé, Zidane y Van Basten.
-Nos gusta ver un mundial que –más allá de las fronteras mentales- nos hermana como seres humanos.
-Nos gusta jugar en las canchas de tierra; las cáscaras de barrio.
-Nos gusta el nivel de juego en la Champions League.
-Nos gusta decir con orgullo que somos aficionados al fútbol.
-Nos gusta que el fútbol permita la interacción con disciplinas artísticas.
-Nos gustan aquellos jugadores que con una sonrisa nos regalan un autógrafo.
Y digamos NO a lo que desafortunadamente empaña este deporte.
-NO nos gusta la violencia dentro y fuera de las canchas, escudada por una afición estúpida.
-NO nos gusta que el dinero ensucie la magia del balón.
-NO nos gusta el Perro Bermúdez.
-NO nos gusta la discriminación.
-NO nos gusta que las mujeres estén alejadas del fútbol por cuestiones machistas y religiosas.
-NO nos gusta que los futbolistas se dopen.
-NO nos gusta pensar en la derrota.
-NO nos gusta que promotores echen a perder los sueños de jóvenes futbolistas.
-NO nos gusta la corrupción en el fútbol.
Ustedes échenle. ¿Qué les gusta? ¿Qué no les gusta?
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